Lo tenía pegado a mí, así que conseguí
tranquilizarme y le di un rodillazo en los huevos. Se dobló al instante y no me
paré a decirle nada más, salí corriendo pero mis zapatos de tacón, aunque eran monísimos, eran muy incómodos para correr. No miraba atrás, no quería saber si seguía
tirado en la calle o si me venía detrás, lo único que quería era llegar a mi
casa. Para eso aún faltaban un par de calles más, pero pasó lo que me temía...
Noté cómo unas manos me agarraban y me tiraban
a un callejón. Estaba bastante oscuro y apenas podía ver por dónde iba. Comencé
a retroceder buscando una salida, pero mi espalda chocó contra una pared: estaba
atrapada!
"ZASSS!" - resonó en todo el callejón. Su mano
abierta había impactado en mi cara y me había tirado al suelo, cayendo de
rodillas. Las bolsas se dispersaron por el suelo y yo miré a la cara a mi
agresor; todavía caminaba encogido por el golpe de antes en sus partes. Me
levantó en volandas y, con la cara llena de ira, me besó. Por supuesto, intenté no
corresponderle el beso e intenté volver a golpearlo, pero esta vez estaba más
separado y sus manos agarraban mis muñecas para imposibilitar mi movimiento.
- ¿Te vas a comportar como una buena puta, o voy
a tener que volver a golpearte?
- Suéltame, cabrón! Te voy a denunciar, hijo de
puta, se te va a caer el pelo!
- Vale, ya veo que va a ser por las malas
entonces...
Me volvió a dar otro tortazo y mis piernas se
doblaron, aunque si esta vez no caí fue porque él me estaba sujetando. Llevó mis dos
muñecas por encima de mi cabeza y, con la misma mano, me las sujetó. Ya no oponía
resistencia y él comenzaba a besarme y lamer mi cuerpo; notaba sus babas por
mi cuello y por mi escote y, aunque sentía asco hacia lo que hacía, mi cuerpo
reaccionaba completamente distinto a lo que yo sentía, y notaba cómo mi coño
cada vez estaba más húmedo...
- Llevas toda la tarde comportándote como una
guarra delante de mí y de mi novia, y ahora pretendías irte sin ni siquiera darme
tu número, ¿eehh putita?
- Fóllate a tu novia y déjame a mí tranquila,
cabrón! - Le dije, conteniendo las lágrimas.
- ¿A mi novia? jajaja Debes de estar de coña, ¿no?
¿Esa puta frígida que no es capaz ni de chúparmela? ¿Ésa que sólo conoce el
misionero? No, guapa, te voy a follar a ti y, cuando termine, me vas a pedir que
repita...
Y dicho esto se bajó los pantalones, dejando a
la vista una polla enorme y muy dura. La verdad es que no estaba nada mal
dotado el chaval.
- Veo que te gusta lo que ves, ¿eehh, puta? jeje...
Tranquila: la vas a disfrutar enterita, centímetro a centímetro.
Volvió a empezar a meterme mano. pero esta vez
fue mas allá y dejó a la vista mis tetas. Su mano seguía sujetando mis muñecas
y su boca se adhirió a uno de mis pezones, no dejándolo escapar, mientras su otra
mano se fue directa a mis pantalones, bajándolos, para después meter la mano
dentro de mis braguitas y descubrir que... ¡¡¡estaba empapada!!!!
- jajaja Veo que lo estás disfrutando, puta... y
más que lo vas hacer ahora...
De una sola vez, me dejó completamente desnuda
delante de él y, antes de que pudiera hacer nada, me dio la vuelta y me hizo
doblar mi espalda, dejado mi húmedo sexo expuesto ante él. No tardé mucho en
notar cómo me metía la enorme polla de un golpe, sin preámbulo, sin apenas
dilatar mi vagina. Me dolió un poco, pero tengo que reconocer que me gustó y
solté un pequeño gemido... y justo en ese instante, empezó a follarme
salvajemente...
No hay comentarios:
Publicar un comentario