viernes, 13 de marzo de 2015

Probadores (parte 2)

Lo tenía pegado a mí, así que conseguí tranquilizarme y le di un rodillazo en los huevos. Se dobló al instante y no me paré a decirle nada más, salí corriendo pero mis zapatos de tacón, aunque eran monísimos, eran muy incómodos para correr. No miraba atrás, no quería saber si seguía tirado en la calle o si me venía detrás, lo único que quería era llegar a mi casa. Para eso aún faltaban un par de calles más, pero pasó lo que me temía...

Noté cómo unas manos me agarraban y me tiraban a un callejón. Estaba bastante oscuro y apenas podía ver por dónde iba. Comencé a retroceder buscando una salida, pero mi espalda chocó contra una pared: estaba atrapada!

"ZASSS!" - resonó en todo el callejón. Su mano abierta había impactado en mi cara y me había tirado al suelo, cayendo de rodillas. Las bolsas se dispersaron por el suelo y yo miré a la cara a mi agresor; todavía caminaba encogido por el golpe de antes en sus partes. Me levantó en volandas y, con la cara llena de ira, me besó. Por supuesto, intenté no corresponderle el beso e intenté volver a golpearlo, pero esta vez estaba más separado y sus manos agarraban mis muñecas para imposibilitar mi movimiento.

- ¿Te vas a comportar como una buena puta, o voy a tener que volver a golpearte?

- Suéltame, cabrón! Te voy a denunciar, hijo de puta, se te va a caer el pelo!

- Vale, ya veo que va a ser por las malas entonces...

Me volvió a dar otro tortazo y mis piernas se doblaron, aunque si esta vez no caí fue porque él me estaba sujetando. Llevó mis dos muñecas por encima de mi cabeza y, con la misma mano, me las sujetó. Ya no oponía resistencia y él comenzaba a besarme y lamer mi cuerpo; notaba sus babas por mi cuello y por mi escote y, aunque sentía asco hacia lo que hacía, mi cuerpo reaccionaba completamente distinto a lo que yo sentía, y notaba cómo mi coño cada vez estaba más húmedo...

- Llevas toda la tarde comportándote como una guarra delante de mí y de mi novia, y ahora pretendías irte sin ni siquiera darme tu número, ¿eehh putita?

- Fóllate a tu novia y déjame a mí tranquila, cabrón! - Le dije, conteniendo las lágrimas.

- ¿A mi novia? jajaja Debes de estar de coña, ¿no? ¿Esa puta frígida que no es capaz ni de chúparmela? ¿Ésa que sólo conoce el misionero? No, guapa, te voy a follar a ti y, cuando termine, me vas a pedir que repita...

Y dicho esto se bajó los pantalones, dejando a la vista una polla enorme y muy dura. La verdad es que no estaba nada mal dotado el chaval.

- Veo que te gusta lo que ves, ¿eehh, puta? jeje... Tranquila: la vas a disfrutar enterita, centímetro a centímetro.

Volvió a empezar a meterme mano. pero esta vez fue mas allá y dejó a la vista mis tetas. Su mano seguía sujetando mis muñecas y su boca se adhirió a uno de mis pezones, no dejándolo escapar, mientras su otra mano se fue directa a mis pantalones, bajándolos, para después meter la mano dentro de mis braguitas y descubrir que... ¡¡¡estaba empapada!!!!

- jajaja Veo que lo estás disfrutando, puta... y más que lo vas hacer ahora...

De una sola vez, me dejó completamente desnuda delante de él y, antes de que pudiera hacer nada, me dio la vuelta y me hizo doblar mi espalda, dejado mi húmedo sexo expuesto ante él. No tardé mucho en notar cómo me metía la enorme polla de un golpe, sin preámbulo, sin apenas dilatar mi vagina. Me dolió un poco, pero tengo que reconocer que me gustó y solté un pequeño gemido... y justo en ese instante, empezó a follarme salvajemente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario