viernes, 20 de marzo de 2015

Probadores (parte 3)

Notaba cómo su pene entraba y salía de mi vagina, acoplándose perfectamente a su grosor; nunca llegaba a sacar la polla del todo de mi coño y eran embestidas rápidas y profundas, sin parar... El chico estaba cada vez más caliente, ya que el ritmo era más y más frenético.

Dejó de sujetarme las muñecas con la mano para pasar a jugar con mis pezones y mi culo, soltándole generosos azotes.

Tuve que apoyar mis manos a la pared para no caerme de la brutal follada que me estaba pegando y no pude contenerme más, empecé a gemir...

- Sabía que al final lo disfrutarías, eres una puta de cuidado!
 
- Cállate y sigue follándome, cabrón!

Mis palabras y gemidos parecían haberle dado alas y no paraba de follarme, llevaba tiempo sin tener un polvo tan bueno y ya casi no me acordaba de que en el fondo estaba siendo violada por un completo desconocido, pero a mi cuerpo poco le importaba ya cómo había llegado a esta situación y sólo sentía el placer que esa polla ejercía en mí.

Y, de pronto, paró. Giré mi cabeza para ver qué coño estaba pasando ahí detrás y, justo cuando iba a abrir la boca para protestar, vi su mirada, llena de lujuria y pasión, y noté cómo la punta de su polla se empezaba a abrir paso por mi culo. Afortunadamente no hizo lo mismo que por mi vagina, ya que me hubiese desgarrado seguramente y fue lentamente, centímetro a centímetro, introduciendo su polla en mi agujero trasero. Casi puedo asegurar que disfrutó con esa penetración de la presión ejercida por mi orto y cómo su pene iba adentrándose.

Por fin llegó al final y chillé. Comencé a insultarlo por el dolor, a lo que él se empezó a reír y, muy lentamente, comenzó un suave vaivén de mete-saca, el pene apenas se movía dentro de mí pero yo notaba eso como si de un hierro candente se tratara. No era virgen de culo, pero nunca me lo habían hecho tan a pelo y, mucho menos, una polla de ese grosor.

- Bueno, creo que esto ya está listo para dejarnos de tantas sutilezas, ¿no crees, putita? - me preguntó.

- Esperaaaaaaaaa...

Pero no conseguí terminar la frase, ya que me sacó más de la mitad de su polla para volver a meterla de golpe, y de mi boca salió un chillido... que pasó a ser un largo gemido...

Las penetraciones eran mucho mas rápidas que antes; estaba disfrutando de cómo era follada por aquel animal, ya que eso parecíamos: dos animales apareándose. Llevé una de mis manos entre mis piernas, buscando mi clítoris para masturbarme al ritmo de las embestidas del chico; mi orgasmo no estaba lejos y, aunque resultara extraño por cómo había empezado todo aquello, lo estaba disfrutando y mucho. Mi mano cada vez iba mas rápido y, mientras, mi amante seguía a lo suyo jugando con mi maltrecho culo, ya que los azotes seguían resonando por toda la calle.

- Perrita, me voy a correr, y quiero hacerlo en esa carita de puta viciosa que tienes. Ponte de rodillas.

Aún no sé por qué accedí sin rechistar, no hizo falta que me pegara: me arrodillé delante de él directamente.

Ahí tenía delante mía el pene que me acaba de violar y yo lo veía mas que apetitoso, así que mientras él se masturbaba cerca de mi cara, yo comencé a chuparle la cabeza, degustando su sabor. Mis dedos jugaban con mi clítoris y mi orgasmo se acercaba, mientras veía cómo el chico cada vez movía más y más rápido su mano.

- Me corro, zorrita!!!!

Saqué mi lengua y varios chorros salpicaron tanto mi cara como mi pelo, el chico soltó un gruñido y metió dentro de mi boca su polla, que seguía escupiendo leche. La tragué sin pensármelo, mientras mis dedos buscaban desesperadamente llevar mi cuerpo hasta el límite, para conseguir mi tan ansiado orgasmo. Mientras notaba cómo el pene que tenía metido en mi boca se iba poco a poco desinflando, mi cuerpo convulsionaba en un intenso orgasmo, tanto que tuve que hacer verdaderos esfuerzos para no caerme nuevamente.

El chico sacó su polla de mi boca y se subió los pantalones, sacó su móvil y me hizo una foto tal y como estaba: de rodillas en el suelo, una mano tapando mi sexo y la cara llena de su semen. No tuve fuerzas para protestar.

- ¿Qué? - Me preguntó.

Levanté la vista para mirarlo, sin saber muy bien a qué venía eso y, antes de que pudiera preguntarle, me espetó.

- ¿Tenía razón o no? Lo ibas a disfrutar, ¿verdad, perrita?

Aún no me creo lo que le respondí, pero de mi boca salieron las siguientes palabras:
 
- Cállate, capullo y dame tu número de móvil...

2 comentarios:

  1. me gusta como escribes.... la verdad es que le pones pasión y talento...indica mucho de ti

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