martes, 20 de diciembre de 2016

Anita (parte 3)

Los 4 empezamos a reírnos a carcajadas, mientras Arturo se acercaba lentamente hacia mí. Me agarró del culo bajo la falda levantándome del suelo, para después besarme.

-        Creo que vas encajar perfectamente aquí, pero me temo que hoy no te los vas a poder follar, es una de las normas: los de seguridad no pueden participar en nuestros juegos mientras estén trabajando, pero, cuando acaban su turno, pueden ser invitados a participar o directamente puedes darles tu número, por eso no hay ningún problema.
-        Bueno, ¿qué te parece si entramos y te enseñamos un poco las distintas habitaciones? - dijo Luis.
-        ¡Sí, vamos! Estoy deseosa, pero antes déjame darles mi número a estos chicos.

Así que en dos papelitos escribí mi número de teléfono y se los metí en el bolsillo del pantalón a cada uno. Cruzamos la puerta y entramos en un pub con música para bailar, no estaba muy alta, lo cual permitía hablar. En medio de la pista, dos chicas bailaban muy sensualmente jugando entre ellas, se besaban y metían mano mientras la gente las miraba. En uno de los laterales había varias mesas redondas flanqueadas por butacas de cuero donde sentarse. Justo a continuación de la puerta de entrada, había un pequeño bar atendido por una camarera que estaba nada más y nada menos que ¡desnuda! Estaba más bien rellenita, pero tenía algo que era muy morboso, sus tetas colgaban de forma exagerada y me imaginé chupando y mordiendo ese pezón.

-        ¿Qué quieres tomar, Ana? - Me preguntó Arturo.
-        Ufff… pues no me importaba comerle las tetas a ella, para empezar jeje
-        jajaja ¡Anita, vienes con ganas, eehhh! Pero, ¿no te apetece beber nada?
-        Sí, tomaré un ron con Coca-Cola, por favor.
-        Esmeralda, por favor, ponme un gin-tonic para mí y para ella un ron con Coca-Cola, nos lo llevas a la mesa número 2, por favor.
-        Claro, Don Arturo, ahora se lo llevo. ¿Ustedes no quieren nada, Doña Manuela y Don Luis?
-        No, gracias, Esmeralda. Yo me llevo a este bombón arriba para follármelo un rato, que tengo ganas, mientras mi marido le enseña la casa a Ana y, por favor, Esmeralda, ya te lo tengo dicho, ¡nada de Doña, que me haces más mayor! Si no, tendré que llevarte a uno de los cuartos y volverte a azotar.
-        Uy, entonces, señora Manuela, creo que seguiré llamándola Doña - contestó Esmeralda entre risas.
-        Anita, te dejo en manos de Arturo, ¿vale? Pásalo bien y disfruta como tú sabes.
-        Claro, Luis, y gracias por traerme aquí…

Nos despedimos con un buen morreo y vi cómo los dos desaparecían por una puerta al fondo de la sala cogidos de la cintura, mientras nosotros nos dirigíamos a una de las mesas.

-        Bueno, Ana, ¿qué te parece el sitio de momento?
-        Pues de momento es muy interesante, pero cuéntame más de este sitio, por favor.
-        Está bien, te cuento: es un bloque de edificios completamente insonorizado para no molestar a nadie, poco a poco nos vamos expandiendo, actualmente tenemos esta casa de 4 plantas y las dos contiguas. acondicionadas para cumplir cualquier fantasía que puedas tener. Además, tenemos ya varios edificios de la parte de atrás comprados para empezar a remodelarlos y poder hacernos con el bloque de edificios, para construir una piscina en medio del solar que hay, pero las cosas van lentas, ya que aún hay inquilinos en alguno de los otros edificios. Bueno, como te decía, hay muchas habitaciones y con temáticas distintas. Por ejemplo, tenemos una cama redonda en una de las habitaciones, rodeada por espejos para no perder detalle de nada. Tenemos la zona de los jacuzzis donde deben de estar mi mujer y Luis follando (ya que siempre les encanta empezar por ahí). Existe también una pequeña mazmorra para los amantes del BDSM, otra habitación que es de mis preferidas donde practicar “glory hole”, un cuarto oscuro, una habitación especial para mirar sin ser visto, o por lo contrario otra donde sí te pueden ver.
-        Espera, espera – interrumpí -, ¿tenéis un cuarto oscuro? Quiero empezar por ahí, ¡por favor! Arturo, llévame ya ahí, vamos juntos.
-        Pero Ana, las copas vienen de camino.
-        Arturo, si me llevas ya a ese cuarto, prometo hacerte una de las mejores mamadas de tu vida.
-        Está bien, vámonos… - me dijo con una mirada lasciva.

Esmeralda acaba de llegar con las copas, así que le pedimos que se las llevara a cualquier otro miembro de la sala de nuestra parte. Yo me acerqué y le toqué las tetas mientras la miraba; ella me devolvía la mirada sonriendo y nos fuimos.

Salimos por otra puerta distinta a la que había salido Manuela y Luis, recorrimos un corredor con espejos a los lados. Se podían ver distintas habitaciones; me asomé a alguna donde pude ver auténticas orgías… Arturo tiraba de mí literalmente, mi lado más voyeur salía con esas ventanas y no podía parar de mirar esos cuerpos sudorosos teniendo sexo. Subimos unas escaleras mientras Arturo me metía mano bajo la falda; iba empapada por lo que veía y por la idea del cuarto oscuro y ¡por fin llegamos! Entramos en una habitación donde había una cama, a los lados había un montón de ropa y al fondo una gran puerta.

-        Bueno, Ana, ésta es la habitación del cuarto oscuro. Puedes dejar tu ropa ahí encima, o si lo prefieres la próxima vez en la entrada, en cualquiera de los sitios está vigilada, hay un sistema de video-vigilancia las 24h del día ya que esta casa nunca se cierra, siempre hay alguien aquí. Algunos hemos llegado a pasar una larga temporada aquí dentro, saliendo sólo para comer. Como ves, la habitación no tiene mucho más, ya que el atractivo es lo que hay detrás de la puerta del fondo. Una vez que entres, quiero que entiendas que puede pasar cualquier cosa; si algo no te agrada, sólo tienes que decir “no” y la persona que está a tu lado te dejará. Verás una luz roja encima de la puerta de salida para que abandones la habitación cuando quieras y, bueno… poco más puedo explicarte, sólo que me debes una buena mamada…
-        Ufff Arturo, vamos ya para dentro que me muero de ganas de chuparte la polla. - Le dije relamiéndome, mientras empezaba a desabrochar mi camisa.

Él me sonrió y se sacó la camiseta; como imaginaba, era un cuerpo bien trabajado sin llegar a ser el típico “musculitos” de gym, estaba muy bien. Me estaba poniendo más y más cachonda, sobre todo cuando vi que se bajaba los pantalones y salía una larga polla.

-        Joder Arturo, estoy por tirarte en esa cama y follarte directamente, qué buena pinta tiene eso que te cuelga ahí…
-        jajaja Tranquila niña, ya te follaré bien follada, ahora mismo me apetece esa mamada a oscuras y después, ya veremos.

Lo cogí literalmente de la polla y me fui directa a la puerta. La empujé con suavidad y pude ver una imagen que me puso los pelos de punta: un montón de hombres apoyados contra la pared disfrutaban de una mamada mientras varias chicas estaban de rodillas en el suelo. No pude ver más, ya que Arturo se apresuró a cerrar la puerta detrás de nosotros, ¡ahí estaba la gracia de ese sitio!


Según se cerró la puerta, noté la mano de Arturo empujando mi cabeza hacia abajo, no opuse resistencia y bajé buscando con mi boca su pene. Estaba en un estado semifláccido, así que fue fácil para mí meterlo entero en mi garganta y comenzar una mamada rápida e intensa. Quería que se pusiera dura, quería ver como de largo y gordo era ese pedazo de carne que hacía un rato había admirado. 

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