Ella se
había convertido en una gran estrella del hiphop, de la noche a la mañana para
la gran mayoría de la gente, pero su trabajo se había pegado en garitos de mala
muerte y pagando por sesiones de grabación con sus ahorros de toda la vida. Un
día, sin saber muy bien por qué, Maya triunfó en el hiphop y fue portada de
revistas y de programas especializados. Sus singles sonaban en todas las radios
y televisiones nacionales.
Nunca se
aclararía si su éxito fue por su voz dulce y melosa o por todo lo que
acompañaba a esta chica de mirada traviesa y sumamente sexy. Se
rumoreaba que tenía una vida sexual muy activa con tan sólo 19 años; las
malas lenguas decían que después de cada concierto o actuación, elegía a algún fan
para participar en una sesión de sexo con ella. Esto nunca se confirmó, pero eran rumores que extendió alguna página web o algún programa de cotilleo, tan
populares en estas épocas.
Se la vio también en todas las fiestas importantes del país y junto a grandes
celebridades del mundo del deporte y de la televisión, siempre los más guapos y
los más deseados por todas. Ahí estaba ella, aunque nunca se le veía mas de una
noche. Admirada
por unas y odiada por otras, nadie entendía cómo una chica como esa podía llevarse siempre a los más guapos, ya que no era una mujer de tetas descomunales, ni era
una modelo de Playboy, ni una actriz porno, aunque llegara a posar para las revistas ocupando la portada.
Era una chica normal, medía sobre 1’65m, morena de larga melena hasta la cintura, ojos marrones que cuando te miraban la única reacción posible era excitarse, unos labios sugerentes que te susurraban "bésame"... Tenía unas tetas pequeñitas pero muy bien puestas, usaba una 85 y tenía unos pezones perfectos para morder y besar. Su culo era el mejor que se había visto en años en la televisión (no tardó mucho en asegurárselo al estilo J.Lo). Era bisexual y una gran amante del sexo, vamos, una viciosilla. Y por qué sé todo esto? Porque yo la acompañé y sigo acompañándola en todas sus locuras y vicios.
Era una chica normal, medía sobre 1’65m, morena de larga melena hasta la cintura, ojos marrones que cuando te miraban la única reacción posible era excitarse, unos labios sugerentes que te susurraban "bésame"... Tenía unas tetas pequeñitas pero muy bien puestas, usaba una 85 y tenía unos pezones perfectos para morder y besar. Su culo era el mejor que se había visto en años en la televisión (no tardó mucho en asegurárselo al estilo J.Lo). Era bisexual y una gran amante del sexo, vamos, una viciosilla. Y por qué sé todo esto? Porque yo la acompañé y sigo acompañándola en todas sus locuras y vicios.
La artista
tuvo mucho éxito y, lo que al principio sólo eran conciertos y actuaciones para
50 personas, pasaron a ser actuaciones en estadios de fútbol, en plazas de toros
y en el escenario principal de Rock in Rio (protagonizando un beso similar al de
Madonna con Christina Aguilera y Britney Spears que dio la vuelta al mundo). Este aumento
de fama también llevó consigo un aumento de rumores en la red sobre la
sexualidad de Maya, incluso se llegó a ver un vídeo con cámara oculta, donde
parecía que la cantante participaba en una orgía. Enseguida el vídeo dejó de circular ya que el responsable tuvo que pagar una
cifra astronómica por daños y perjuicios a la artista.
Bueno, ya
que conocemos un poco a la artista y su vida, voy a empezar con la historia que
quiero contar:
Verano de
2011. Si el invierno había sido especialmente frío, el verano era lo contrario, y
era normal que en los conciertos de Maya se viera a la gente sin apenas ropa. Esto la calentaba aún más, le encantaba ver a las niñas en bikini en primera fila y a los chicos sin camiseta. Le encantaba ver el
escenario y encontrarse la ropa interior de chicas y chicos, no le importaba
sexo o edad, sino disfrutar de su cuerpo y de todos los que la rodeaban,
incluido yo.
Estábamos
promocionando su segundo disco y cada concierto era un éxito allá donde
fuéramos; era el segundo día que estábamos en una ciudad costera de nuestro
país. Maya estaba
en el escenario, más guapa que de costumbre, con un bikini de triángulos negros
más pequeño de lo que su busto necesitaba, y con tan sólo una pequeña minifalda
cantaba sus letras mientras el público contestaba. Sabía calentar a las masas
moviendo su cuerpo de forma sensual y sibilina cual cobra antes de comerse a su
presa. Y ahí estaba su presa: 2 preciosas jovencitas de no más de 18 años, ya
habían estado la noche anterior en primera fila con sendas camisetas de la artista y gritando su nombre cada vez que
podían.
Eran 2
preciosidades, una morena y otra rubia, cerca del 1’70 y con una figura espectacular de
largas piernas y culitos prietos, pocas tetas pero con unos pezones que se
marcaban a fuego en los bikinis que lucían esa noche. Vi varias veces cómo Maya les guiñaba un ojo y pasaba su lengua por sus labios en
señal de que estaba muy cachonda por estas 2 niñas, aunque no era la única: todos los
tíos que estaban detrás no sabían a dónde mirar, si a Maya o a estas 2
pequeñas que movían sus culitos al ritmo de la música y que no les importaba que de vez en cuando fuera una mano o una polla lo que se apoyaba en ellos.
En un
descanso, Maya se dirigió a mí pegándome un morreo de campeonato, sobándome la polla con brusquedad y casi me tira al suelo, no tenia mucho tiempo pero sí el
suficiente como para decirme claramente:
- Invita a las 2 niñas de la primera fila que me están poniendo cachonda y no sé si tendré que masturbarme en el escenario.
Dicho esto se rió y me guiñó un ojo mientras me volvía a sobar los huevos y me besaba. Ella era así: si algo le gustaba, iba a por él sin importarle nada y, para qué nos vamos a engañar? A mí me encantaba y dabas gracias por ser su amigo y por que me hubiese elegido como uno de sus hombres de confianza.
- Invita a las 2 niñas de la primera fila que me están poniendo cachonda y no sé si tendré que masturbarme en el escenario.
Dicho esto se rió y me guiñó un ojo mientras me volvía a sobar los huevos y me besaba. Ella era así: si algo le gustaba, iba a por él sin importarle nada y, para qué nos vamos a engañar? A mí me encantaba y dabas gracias por ser su amigo y por que me hubiese elegido como uno de sus hombres de confianza.
En cuanto
Maya volvió al escenario con uno de sus singles de mas éxito, yo me puse en
movimiento. Bajé a la parte del público y dí gracias por el espacio de
seguridad que había para poder caminar libremente. Me acerqué a las 2 chicas (que no se habían dado ni cuenta de que estaba allí) y las saludé amablemente. La
morena no me hizo ni caso pero la rubia si me miró y me sonrió; esa sonrisa se
me quedó grabada a fuego, pues era una sonrisa cálida y llena de lujuria... Me
presenté como el mánager de Maya (era mentira, pero era más convincente) y les dije
que Maya tenia por costumbre conocer a alguno de sus fans para que le diera la
opinión de su concierto y de su música y que ellas 2 eran las elegidas. Cuando
dije esto, la morena miró hacia mí y creo que si la llego a dejar, me folla allí mismo, pues
empezó a darme las gracias e intentó incluso besarme y saltarse el cordón de seguridad, algo que le fue impedido por 2 grandes mastodontes. Fue gracioso ver la cara de
pánico de la chica y ver cómo le votaban las tetas, pues con el movimiento de
intentar saltar y las manos de los seguratas, el bikini se le había movido, dejándolas en libertad.
Les dije a
los de seguridad que las dejaran pasar, que eran mis invitadas. Y dicho y hecho, en
menos de un segundo la morena estaba a mi lado abrazándome y mirando con ojos
vidriosos a Maya desde abajo (inmejorable visión de un minúsculo tanga que yo le
había regalado). A la rubita le costó más, no sé si porque el que estaba detrás de
ella era su novio y la tenia asida de su espectacular culo, o porque no se fiaba de todo aquello, el caso es que le costó saltar la valla.
Nos dirigimos a una pequeña sala dentro del backstage. Mientras caminábamos, ellas no dejaban de mirar a un lado y a otro. Llegamos a la sala y las hice sentar, les ofrecí algo de beber o de comer, cosa que rehusaron, así que llamé a Julián (nuestro abogado) Mientras esperábamos, nos presentábamos. No me había equivocado: eran 2 jovencitas, una de 18 años (la rubia) y otra de 17 años (la morena), de nombres Vanesa y Jessica respectivamente, y lo más interesante: eran hermanas.
Nos dirigimos a una pequeña sala dentro del backstage. Mientras caminábamos, ellas no dejaban de mirar a un lado y a otro. Llegamos a la sala y las hice sentar, les ofrecí algo de beber o de comer, cosa que rehusaron, así que llamé a Julián (nuestro abogado) Mientras esperábamos, nos presentábamos. No me había equivocado: eran 2 jovencitas, una de 18 años (la rubia) y otra de 17 años (la morena), de nombres Vanesa y Jessica respectivamente, y lo más interesante: eran hermanas.
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