martes, 22 de julio de 2014

La estrella del hip hop (parte 3)

Vanesa sacó su móvil y habló con sus padres, convenciéndoles de que estaban bien y que no irían a dormir. 

Maya seguía hablando con ellas como si nada cuando se atrevió a ir un pasito más en la conversación, elogiando el busto de Jessica con una frase que encendió a la morena tanto que se removió en su asiento:

- Jessy, tienes un pecho precioso, que talla usas de sujetador? - preguntó la artista.

- Pues uso una 90. Son pequeñas, me gustaría operarme algún día y tener más para que los chicos no me quiten ojo de encima. - y todos estallamos en una carcajada por la ocurrencia de la pequeña morena, disipando mis dudas de si sería lesbiana.

- Pues no deberías hacerlo, tus tetas están perfectas tal y como están, al igual que las de tu hermana, pero a ti se te notan más los pezones, que desde aquí se me antojan riquísimos... puedo probarlos?

Las 2 niñas se quedaron mudas mirándose la una a la otra, Maya se levantó y se quitó su bikini e hizo lo mismo con Jessica, que no puso resistencia, y comenzó a chupar y morder unos pezones que desde mi posición se veían enormes y muy duros.

La pequeña morena comenzaba a jadear al mismo tiempo que Maya metía la mano dentro de su minúsculo pantaloncito, que enseñaba más que tapaba. Después de un par de segundos con la mano dentro del pantalón, retiró su boca de los pezones de la chica y sin retirar la mano me miró..., tenia esa sonrisa que tanto me ha gustado siempre, pensé que me llamaría para que jugara con Vanesa, pero lo único que me dijo fue un "está empapada" y volvió a comerse el pezón. Así que me quede tumbado en la cama, esperando que mi amiga me diera permiso para unirme, si no seguramente me hubiese echado de allí por no saber esperarme.

Jessy estaba con una cara de placer enorme, se veía que le gustaba lo que le hacían, además de tantas y tantas noches fantaseando con algo parecido. Su hermana aún permanecía callada y con una cara de morbo que me ponía la polla dura como una piedra. En menos de 5 minutos oímos cómo la pequeña morena estallaba en un orgasmo brutal y se convulsionaba encima de la silla. Maya volvió a su sitio y Jessy intentó colocarse encima de la silla mientras buscaba con la mirada su bikini, cosa que no encontró.

- Tú no quieres participar? -  le espetó a Vanesa .

- Buff estoy que no me aguanto, mira - y, sacando la mano de sus pantaloncitos, se vio cómo brillaban sus dedos.

Maya me pidió que pusiera música y me acercara a la mesa, al mismo tiempo que les pedía a las chicas que bailaran para ella, cosa que hicieron encantadas. Al principio bailaban separadas y cada una a su aire, pero con un gesto de cabeza de Maya, Jessy se pegó a su hermana, pasando las manos por todo su cuerpo sin dejar centímetro que tocar. La hermana mayor se dejaba hacer en lo que parecía que era algo que habían hecho otras veces.

Maya me tenía ya mi polla fuera y se dedicaba a pasar sus dedos por ella, calentándome más si era posible, ya que el espectáculo de las hermanas nos tenía a los 2 cachondos a más no poder. Mi amiga se quitó su tanga y lo tiró a las chicas, que se peleaban por saborearlo mientras Maya se montaba en mi polla y comenzaba a cabalgarme. No tengo una polla muy grande pero sí gruesa, y si en algo destaco es en mi aguante sin correrme, algo que vuelve loca a Maya, ya que es capaz de llegar a varios orgasmos sin que mi polla descargue.

Mientas yo me entretenía con las tetas de mi amiga, las 2 hermanitas comenzaban a desvestirse mutuamente y pronto apreciamos 2 coñitos perfectamente depilados. Mientras Maya bajaba y subía más rápido encima de mi falo, las 2 niñas se acercaron a nosotros, apoderándose cada una de los pezones de Maya, que comenzaba a gemir como una desesperada (como era costumbre en ella). Mientras estaba concentrado en las caderas de mi amiga, noté una lengua juguetona en el tronco de mi polla y en mis huevos: conseguí ver que la rubita se había arrodillado dejando las tetas para su hermana y nos daba un tratamiento de lengua tanto a mí como a Maya... y ahí le llegó el primer orgasmo a nuestra anfitriona.

Cuando estuvo más recuperada se levantó y, cogiendo a Jessy de la mano, la llevó a la cama y la esposó al cabezal. La morenita protestaba tímidamente ante el juego, Maya se acercó a la mesita que antes había tapado yo y descubrió ante la atónita mirada de las chicas un sinfín de artilugios para el sexo. Cogió 2 huevos con mando a distancia y me entregó a mí los mandos, mientras ella se dirigía a la cama para introducir uno en su propio coñito y otro en el de Jessy, que gimió por el frío tacto del huevo.

Tan pronto como estuvieron en sus respectivos agujeros, los accioné a una potencia suave, mientras ellas se fundían en un apasionado beso que Maya continuó por todo el cuerpo de la morena. La rubita se masturbaba a mis pies, mientras su lengua jugaba con mi polla... Menuda manera de chuparla! Squella chica tenía horas de mamada a su espalda; si bien no había sido la mejor de mi vida, sí que estaba en un TOP 10: la metía entera en su boca y jugaba con su lengua en todo mi tronco, mientras yo jugaba con el mando viendo cómo las 2 chicas encima de la cama hacían un perfecto 69.

Cansado ya de tanta inactividad por mi parte, me levanté y coloqué a Vanesa a 4 patas en el suelo, comenzando una follada salvaje de su coñito... menuda forma de gemir y de chillar que tenia la rubita, que de vez en cuando no podía dejar de pedir más y más.

En la cama, Maya alcanzaba un nuevo orgasmo gracias a la lengua de Jessy y a la potencia máxima del huevo.
Después de reponerse del orgasmo, se sacó su propio huevo y se lo metió a Jessy, no sin antes dárselo a probar. Se levantó de la cama y, después de darme un morreo, se colocó un gran arnés con un pene de látex de unos 22 cm de longitud y muy gordo; la verdad es que era su juguete favorito y lo habían probado ya innumerables fans, tanto chicos como chicas. Se subió a la cama y lo hundió de un solo golpe en el pequeño y estrecho coñito de Jessy, que soltó un quejido, una mezcla de dolor y de placer.

Maya era una experta y comenzó con un ritmo brutal para la pequeña, que no podía más que jadear en un orgasmo brutal. Después del primer grito, tanto ella como su hermana habían alcanzado el orgasmo simultáneamente, algo que me sorprendió gratamente. Si bien yo aún estaba empezando a calentar, dejé que la rubia se relajara en el suelo mientras me dirigía con mi polla en la mano a la boca de Jessy, que tragó glotonamente, ahogando sus propios gritos de placer.

Podía ver la cara de placer de Maya: estaba disfrutando como nunca con este par de hermanas viciosas... y yo con ella. Mientras la boca de Jessy hacía estragos con mi polla (no era tan buena como su hermana pero utilizaba los dientes de una forma que me gustaba, llegando incluso al dolor) conseguí subirme a la cama y, poniendo mi cuerpo encima de la cabeza de la niña, jugueteaba con los pezones de Maya y nos besábamos, hasta que Maya tuvo otro orgasmo.

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