Mi mamada surtía efecto y la polla crecía en
mi boca, lo que había comenzado como algo rápido y frenético, ahora era más
lenta, más profunda, recorriendo cada centímetro de piel, saboreándola, notando
cada vena de su tronco. Los gemidos de Arturo se mezclaban con los del resto, tenía
una buena polla entre las manos, en este momento bastante larga y de un grosor
más que aceptable, me la imaginaba entrando lentamente en mi culo y me ponía
más y más cachonda; me la metí entera en la boca y oí a Arturo soltar un gran
gemido. Seguía chupando sin parar cuando noté cómo una mano se acercaba a mi
cabeza y, una vez que me localizó, noté cómo otra polla se restregaba con mi
pómulo, así que alternaba entre esa nueva polla y la que ya conocía. Por el
otro lado noté cómo alguien se ponía a mi lado de rodillas y jugaba también con
la polla de Arturo, así que decidí abandonar esa polla para investigar qué más había
en ese cuarto. Le di una última lamida a Arturo y continué a 4 patas por la
sala, buscando nuevas pollas con las que jugar.
Cuando llevaba ya un rato dentro, ya había
perdido la cuenta del número de penes que me había encontrado; los había de
todos los tamaños y formas: más largos, más cortos, algunos tremendamente
gruesos - tanto que sólo podía chuparles el glande - y otros pequeñitos con los
que jugar. Alguno de ellos se había corrido en mi boca, otros directamente en
mi cara y alguno me había salpicado por estar al lado. También había jugado con
alguna chica mientras compartíamos la polla del chico.
Ya estaba cansada de tanta mamada, así que
mire hacia la salida. Estaba en la otra punta, así que en vez de volver andando
con normalidad, decidí volver en una ronda rápida de mamadas y probar otra vez
todas las que me encontrara, dándoles un par de chupadas y saltando a la
siguiente. Llevaba ya un par de pollas así cuando me choqué con otra persona a
4 patas; a modo de disculpa, subí mi mano lentamente por su muslo para
masturbar a la chica y continuar mi camino, cuando de repente llegué a su
entrepierna y me encontré una polla dura y gorda, muy mojada. Mi sorpresa fue
mayúscula, pero lejos de asustarme la agarré con firmeza y seguí masturbándola
con fuerza, mientras me comía otra polla con la boca. Mi acompañante en el
suelo gemía, oía los gemidos muy muy cerca de mi oído, así que acelere el ritmo
de la mamada y el chico se vino en mi boca. Lo tragué con gusto (una de las cláusulas
del contrato era pasar exámenes periódicos de enfermedades).
Me acerqué a mi acompañante y pegué mi boca a
la de él para compartir la polla que estaba chupando y éste, al notarme así de
cerca, me besó. Compartí los restos de semen que aún tenía con él, no podía
estar más cachonda… Ya me había corrido unas cuantas veces mientras chupaba
distintas pollas, pero la situación estaba siendo muy morbosa, así que volví a
masturbarme, pero mi nuevo amigo había tenido la misma idea, así que sus dedos
llegaron antes a mi húmeda vagina.
Seguimos chupando aquella polla a la vez hasta
que conseguimos que se corriera entre auténticos gritos de placer. Yo me había
corrido también gracias a los dedos que jugaban con mi coño. Mi compañero
entonces se levantó y puso su polla delante de mi boca, no dudé y me la comí de
un golpe, pero no pude hacer nada más, ya que él me sujetó fuerte del pelo y
comenzó a follarme la boca a un ritmo bestial hasta que terminó corriéndose
dentro de mi boca. Esto había sido demasiado para mí, así que cuando me soltó
el pelo, me levanté y busqué la salida directamente.
Cuando salí a la habitación los ojos me dolían,
no sabía cuánto tiempo había estado ahí dentro, mis ojos tardaron en
acostumbrarse a la luz, pero lo primero que vi fue maravilloso. En la cama
había dos chicas jugando entre ellas, no podía verlas bien desde donde estaba,
así que me acerqué más a ellas; eran 2 chicas jóvenes de no más de 25 años. Una
de ellas, la que estaba debajo, pelirroja con tetas más o menos como las mías,
pequeñas y con un pezón rosadito. Tenía pequitas por todo el cuerpo. La otra
era una morenaza de escándalo, con unos ojazos claros que quitaban el hipo,
unas buenas tetas y un muy buen culo.
Estaba la una a la otra comiéndose el coño en
un morboso 69, tanto que ni me vieron acercarse. Yo estaba tan ensimismada por
la visión de esos dos cuerpos esculturales que la mano se me fue sola a mi
entrepierna, disfrutaba viéndolas y oyéndolas gemir como dos diosas. En ese
momento, la morena levantó la cabeza y me clavó la mirada, nuestras miradas se
cruzaron y me sonrió.
-
Deja de tocarte y ven a jugar con
nosotras, anda…
Su voz, su tono, no sé lo que fue, pero
obedecí como un autómata. Mi parte sumisa salía a relucir y sólo podía
obedecerla; me sentía como la presa de una pantera. Me subí a la cama y empecé
a besar a la pelirroja mientras jugaba con el cuerpo de la morena, no sabía cuál
de las dos estaba mejor. Jugaba con las dos, mordía el culo de la morena y
después besaba a la pelirroja, besaba a la morena y metía los dedos en el coño
de la pelirroja, que estaba adornado por una pequeña mota de pelo naranja. Me
lo estaba pasando genial cuando me fije que en el otro costado de la cama había
un montón de juguetes y uno llamó especialmente mi atención. Me baje
rápidamente de la cama mientras mis acompañantes me miraban divertidas. No me
lo podía creer: en esa maleta de juguetes que salía de uno de los costados de
la cama, había varios arneses con los que poder tener sexo.
-
Dios, ¡quiero probar esto, chicas!
¡No sabéis las ganas que tenia de probarlo!
-
Jajaja Mírala, parece una niña el
día de Navidad con los regalos - dijo la morena.
-
Por favor, poneros uno cada una y
folladme - pidió la pelirroja.
-
Eso quieres, ¿eh, perrita? - dijo la morena.
-
¡Síiii!
La morena se levantó de la cama y se acercó
donde estaban los juguetes para escoger uno de los arneses que había ahí, escogió
uno con doble dildo y miró para mí.
-
¿Quieres que te escoja uno? - Me
miró divertida.
-
Bufff…estoy en tus manos, escoge
el que quieras.
-
Así me gusta: obediente.
Me tendió el que ella se acababa de poner, lo
cual me pareció muy muy morboso. Notaba como cada vez estaba más mojada y ya
había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido, pero seguía teniendo
ganas de más.
Me ayudó a la hora de ponerme el arnés y ella
hizo lo propio con el suyo, la visión de las dos con esos penes de plástico era
muy morbosa y nos acercamos a la pelirroja. Acercamos los dildos a la boca de
la chica y los empezó a chupar con ganas, pero yo quería algo más, así que me
fui directa a su coño para follárselo. Empecé con muchas ganas, era una de mis
fantasías más recurrentes, cada vez que me masturbaba me imaginaba en una
situación así, follándome a alguna de mis compañeras de clase, o alguna compañera
del gym.
Lo estaba disfrutando, oía como la chica gemía
sin parar y eso me encantaba. Noté un mano suave que me cogía del brazo, abrí
los ojos y vi a la otra chica a mi lado.
-
Déjame a mí también un poco, ¿no? -
Me dijo sonriendo.
-
Sí, sí, claro, es que… bufff… no
sabes lo que me gusta esto…
-
Vale, vamos a hacer una cosa: como
verte así de caliente y ver cómo te la follabas me tiene más que cachonda a mí,
voy a tumbarme, ¿vale? y ella se va a poner encima mía.
-
¿Vamos a hacer una doble
penetración? - Dijo la otra chica con voz entrecortada.
-
Si nuestra nueva amiga quiere, sí.
¿Qué dices, estás preparada para follarte este culito?
-
¡Lo estoy deseando! - dije casi
con desesperación.
-
Vale, pero tienes que prometerme
que me vas a dejar follarte - Me dijo la morena con una mirada más que
penetrante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario